miércoles, 6 de octubre de 2010

Álvaro Gómez. 2º E.S.O.

" Hay dos cosas infinitas en este mundo; el universo y la estupidez humana y de la primera yo ya no estoy tan seguro. "

Albert Einstein

          Si hubiese sabido esto por aquel entonces...

         Yo era un niño de siete años con poco conocimiento del mundo. No sabía bien qué era el nacimiento, la vida y sobretodo, la muerte. Ese ser, por muchos descrito, de capa negra, grandes garras y una guadaña, no le conoceré hasta, espero, mi vejez. Ese ser que ha arrastrado a muchos. Supe de él cuando se llevó a alguien cercano, simpático y bueno. Sin él, de hecho, no estaría yo aquí escribiendo estas líneas.

          Ese hombre, de pelo blanco, arrugas y manchas en la piel propias de la gente de avanzada edad...

          Le conocí,  siendo pequeño, y aprendí más cosas de él cuando ya no estaba.

          Supe de su defunción al salir del colegio. No me importó. No me importó por la estupidez humana. Aunque anteriormente haya dicho que no sabía de la muerte, si la conocía. Y mi estupidez me obligó a mantenerme firme. Ahora, ya tarde, lloraría más que por aquel entonces porque no sabía lo que mi abuelo podía ser para mí. Y pensar que, la última vez que le ví, no fuí a abrazarle por miedo a si su enfermedad era contagiosa. No sé cómo no me hundí en un pozo de vergüenza, pero ahora sé por qué estoy hundido en un pozo de tristeza del que tardaré en salir.

           Yo era un niño de siete años y ahora soy un chico de trece. Sé muy bien que pasó.

           Adiós niño de siete años.

           ADIÓS ABUELO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario